Facundo Ventura escribió tres libros bajo el formato de un diario personal. En ellos, expone el costo de haber consumido LSD y busca dar un mensaje sobre la experiencia con las drogas: "Son una calle sin salida", dijo.
Facundo Ventura escribe con el seudónimo de “Yo ventura“. Con 27 años, narró su propia experiencia de vida en tres libros que vende de manera independiente y autogestiva, sin publicidad, y en los que cuenta su mensaje: “Busco concientizar a la juventud sobre el consumo de drogas e incentivar al lector para que sea una buena persona”, señaló a LA CAPITAL. Y contó que la escritura llegó a su camino tras el consumo de sustancias, del que se recupera, pero que le costó muy caro.
“Tengo veintisiete años, trabajo de paseador de perros por el barrio Los Troncos, de mozo en una parrilla y soy escritor”, se presentó. En esos tres libros, de los que ya vendió más de quinientos ejemplares, cuenta sus andanzas bajo la forma de un diario personal e íntimo.
– ¿Por qué empezaste a escribir?
– No tengo recuerdo sobre cuando comencé a escribir porque lo hice al principio de mi internación y no tengo memoria de las dos primeras semanas. Al principio, los médicos me dejaron un cuaderno y una birome y empecé a contar todo lo que viví en mi semana de euforia. Empecé a fumar marihuana a los diecisiete años por curiosidad, en un cumpleaños de un amigo. Y a los diecinueve años cometí el grave error de probar el LSD debido a que mis amistades consumían desde hace cuatro años y me convencieron sin ninguna intención de lastimarme. El día que me drogué con algo fuerte iba a un boliche. Ingerir el LSD me despertó la enfermedad bipolar que tenía dormida. Yo era una persona muy tímida y pasé a un fuerte estado de euforia a lo largo de una semana, hasta que me internaron durante veintisiete días.
– ¿Qué tenés para decir a las personas que viven en esa situación de drogadependencia?
– Que las drogas fuertes son una calle sin salida. Y (al consumirlas) no solamente se hacen muchísimo daño a ellos mismos si no a sus seres queridos. Ningún padre o madre se merece ese sufrimiento y lo digo por experiencia. En cuanto a la marihuana, toqué fondo y la dejé. Respecto al LSD, fue mi primera y única vez debido a que me trajo las siguientes secuelas: ahora tengo una enfermedad, estoy medicado de por vida, sufro incontables depresiones, estuve internado en dos ocasiones y tengo temblores en las manos.